Mi experiencia con pagos en tarjetas «contactless»

¿Veremos algún día pagos con tarjetas "contactless" en las atracciones de feria?
¿Veremos algún día pagos con tarjetas «contactless» en las atracciones de feria?

En agosto de 2014 sucumbí a los encantos de un comercial de Barclays que me ofrecía una tarjeta de crédito sin cuota anual, a cambio de superar una cantidad mínima de gasto. Los puntos fuertes que destacaba de su tarjeta eran la gestión web de las compras realizadas, no quedar en negativo, bla, bla y tecnología contactless. Solo por esto último me decidí a probar, firma del contrato mediante. Puesto que era la primera tarjeta contactless que veía en mi vida, pensé que sería buena idea experimentar desde el punto de vista de usuario final. Al fin y al cabo es una tecnología que viene sonando desde hace tiempo en los medios y blogs especializados, pero que en agosto del año pasado no estaba presente en la calle. Por lo menos en la mía.

Barclays lleva desde 2009 con tarjetas de crédito con doble chip. Uno capaz de funcionar con los lectores normales a los que todo el mundo estamos acostumbrados, y un segundo chip con tecnología inalámbrica RFID (Radio Frecuency Identification) que necesita un lector específico.

La tarjeta de Barclays, incorpora una etiqueta RFID. Las etiquetas RFID (RFID Tag, en inglés) son unos dispositivos pequeños, similares a una pegatina, que pueden ser adheridas o incorporadas a un producto, un animal o una persona. Contienen antenas para permitirles recibir y responder a peticiones por radiofrecuencia desde un emisor-receptor RFID. Las etiquetas pasivas no necesitan alimentación eléctrica interna, mientras que las activas sí lo requieren. Una de las ventajas del uso de radiofrecuencia (en lugar, por ejemplo, de infrarrojos) es que no se requiere visión directa entre emisor y receptor. Estas etiquetas se añaden como segundo chip a la tarjeta de crédito, de forma que puedan identificarnos ante la entidad de cobro sin tener que insertar la tarjeta en el lector. Basta con apoyarla en él.

La propuesta de la Barclaycard para hacer un uso ágil de la tarjeta se basa en no pedir el PIN para compras de importe igual o menor a 20€. Puede ser discutible si este límite es alto o bajo, pero parece una cantidad razonable que puede cubrir los pequeños gastos del día a día.

Proceso de pago con tarjeta "contactless"
Proceso de pago con tarjeta «contactless»

A continuación voy a comentar aquellos elementos que me han llamado más la atención durante los meses de uso intensivo que he hecho de esta tarjeta.

  1. Despliegue de lectores compatibles. En la mayoría de los establecimientos los lectores de este tipo de tarjetas aún no han sido actualizados/sustituidos. He podido pagar vía contactless en gasolineras Repsol y en el Mercadona. En una cadena de supermercados de la competencia, me he encontrado el caso de que la cajera tenía instrucciones de teclear el número de la tarjeta a mano, puesto que las de tipo contactless bloqueaban la caja (sic). También he encontrado lectores actualizados en dos bares de copas. Micropagos con tarjeta en sidrerías de Asturias, parece que aún no ha calado.
  2. Conocimiento de los trabajadores/as. En general, los/as dependientes/as no tienen conocimiento del procedimiento de pago con este nuevo tipo de tarjetas. Seguramente se deba a que aún no están muy extendidas y no prestan atención al símbolo que incorpora la tarjeta y que indica que se puede cobrar sin introducirla en la ranura del lector.
  3. Distancia entre lector y tarjeta. En todas las ocasiones en las que he tenido oportunidad de usar la tarjeta vía contactless he tenido que posar la misma sobre el lector. La verdad es que no intenté calcular a qué distancia era capaz de leer el lector la etiqueta RFID. Los experimentos mejor con gaseosa cuando estás en medio de una transacción económica.
  4. Información para usuario. Salvo en los bares que comentaba, en los que se han colocado en sitios más o menos visibles carteles informativos sobre la disponibilidad del nuevo método de pago contactless, en el resto de establecimientos la información era nula.

En definitiva, no parece que haya una demanda excesiva para este nuevo tecnología y, aunque las empresas donde haremos uso de nuestras tarjetas, están avanzando en sustituir/actualizar los lectores, el ritmo es lento y da la sensación de que la tasa de adopción es muy baja. ¿Seguirá esta nueva forma de utilizar las tarjetas de crédito el penoso camino del DNI-e?  ¿Nos acostumbraremos a pasar la tarjeta sobre el lector al comprar el periódico o les botelles de sidra? ¿Os pasa lo mismo que a mí y todavía os parecen una anécdota? ¿Qué es lo que puede faltar para que tengan una adopción masiva?

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