
En la sociedad del primer mundo en la que me toca vivir, parece que si no te apuntas al último invento tecnológico (léase «hoverboard«), te quedarás desfasado. Esto te hará perder el hilo de la disrupción que posibilitará que las empresas, la economía y hasta tu alma, progresen a niveles hasta nunca antes habíamos soñado. Percibo que lo hemos apostado todo al avance tecnológico, confiando en un mañana repleto de maná automatizado, ocio sin fin, horizonte feliz, sin dolor, sin miedo y, por supuesto, sin muerte.
El método para conseguir estar a la última y no parecer un carca, es probar todas las novedades, previo paso por caja si puede ser. Estas novedades generalmente están pensadas para facilitarte las cosas, hacerte la vida mejor y más cómoda. O bien para disfrutar de nuevos placeres, sensaciones y sabores, que hasta la fecha, nos dicen, no eran posibles ser catados sin la todopoderosa tecnología. Seguir leyendo