Seguro que ya habéis disfrutado de vuestras vacaciones o tenéis tantas ganas de empezarlas como yo. ¿No os pasa que vais imaginando la multitud de cosas que te gustaría hacer durante los días de descanso y luego se quedan en nada o casi nada? Una de las cosas que frecuentemente me imagino es estar leyendo tranquilamente en una playa o en una terraza, con una cerveza bien fría/botella de sidra, sin más preocupaciones que disfrutar del libro que estoy leyendo. Pero, ¿me imagino a mi mismo leyendo un libro en papel, desde el móvil, en un libro electrónico, en una tablet? De ahí surge la pregunta: ¿desde dónde leemos los libros en 2016?
¿Qué es leer?
En castellano, la RAE nos enumera todas estas acepciones:
Del lat. legĕre.
Conjug. modelo.
1. tr. Pasar la vista por lo escrito o impreso comprendiendo la significación de los caracteres empleados.
2. tr. Comprender el sentido de cualquier tipo de representación gráfica. Leer la hora, una partitura, un plano.
3. tr. Entender o interpretar un texto de determinado modo.
4. tr. En las oposiciones y otros ejercicios literarios, decir en público el discurso llamado lección.
5. tr. Descubrir por indicios los sentimientos o pensamientos de alguien, o algo oculto que ha hecho o le ha sucedido. Puede leerse la tristeza en su rostro. Me has leído el pensamiento. Leo en tus ojos que mientes.
6. tr. Adivinar algo oculto mediante prácticas esotéricas. Leer el futuro en las cartas, en las líneas de la mano, en una bola de cristal.
7. tr. Descifrar un código de signos supersticiosos para adivinar algo oculto. Leer las líneas de la mano, las cartas, el tarot.
8. tr. p. us. Dicho de un profesor: Enseñar o explicar a sus oyentes alguna materia sobre un texto.
Nos quedamos pues con la primera acepción. ¿Qué importancia tiene esto? Pues que no vamos a entrar a valorar tendencias de lectura en Braille y con audiolibros.
Existe una tendencia creciente en el número de audiolibros disponibles. Amazon tiene su propia compañía centrada en la comercialización de libros en este formato. Se llama Audible y ya cuenta con un catálogo de 180.000 títulos.
También está en marcha la iniciativa pública eBiblio, donde aparte de poder obtener préstamos de libros en formato electrónico, también tenemos a nuestro alcance audiolibros.
Si queréis profundizar en la etimología, los procesos de percepción y comprensión, la vocalización o las técnicas de lectura, que se esconden detrás del concepto «leer», os remito como casi siempre a la Wikipedia.
¿Qué es un libro?
Según Olga, mi hija de cuatro años y medio, un libro es «donde hay letras». Pero si queremos una definición más precisa, podemos acudir a la definición de la Unesco1: un libro debe poseer 49 o más páginas (25 hojas o más), pues desde cinco hasta 48 páginas sería un folleto (desde tres hasta 24 hojas), y desde una hasta cuatro páginas se consideran hojas sueltas (en una o dos hojas).
Completando la definición anterior, tenemos la entrada de la Wikipedia2:
También se llama «libro» a una obra de gran extensión publicada en varias unidades independientes, llamados «tomos» o «volúmenes». Otras veces se llama también «libro» a cada una de las partes de una obra, aunque físicamente se publiquen todas en un mismo volumen (ejemplo: Libros de la Biblia).
Hoy en día, no obstante, esta definición no queda circunscrita al mundo impreso o de los soportes físicos, dada la aparición y auge de los nuevos formatos documentales y especialmente de la World Wide Web. El libro digital o libro electrónico, conocido como e-book, está viendo incrementado su uso en el mundo del libro y en la práctica profesional bibliotecaria y documental.
La digitalización del texto y su almacenamiento
La digitalización de los contenidos multimedia (texto, vídeo y audio), ha hecho que el contenido se separe del continente de forma que hoy se puede leer un libro prácticamente desde cualquier dispositivo con capacidades microelectrónicas consideradas básicas. Es decir, el libro en papel ya no es la fuente de conocimiento por antonomasia, sino que es el contenido del libro el que ha ido ganando relevancia y separándose de la experiencia lectora del libro en papel. Esto es debido a varios factores:
- El contenido de un libro digitalizado se puede almacenar con muy pocos recursos informáticos.
- Los contenidos del libro digitalizado se pueden replicar de forma prácticamente instantánea y ser transmitidos a cualquier parte del mundo, también casi instantáneamente.
- Podemos acceder a los contenidos de los libros en modo texto desde prácticamente cualquier dispositivo microelectrónico con capacidad de procesado de texto y una pantalla para su visualización.
Lo primero que tenemos que entender es que tenemos una forma muy sencilla de codificar texto en ceros y unos, que son las unidades básicas con la que la humanidad ha conseguido hacer que los ordenadores hagan todas las cosas que son capaces de hacer hoy. Los dispositivos electrónicos con microprocesadores se pueden ver como pequeños ordenadores cuya unidad básica de información son los bits (ceros o unos).
El código al que me refiero es el ASCII3. Es un acrónimo de American Standard Code for Information Interchange — Código Estándar Estadounidense para el Intercambio de Información. Fue creado en 1963 por el Comité Estadounidense de Estándares (ASA, conocido desde 1969 como el Instituto Estadounidense de Estándares Nacionales, o ANSI) como una refundición o evolución de los conjuntos de códigos utilizados entonces en telegrafía.
Cada carácter se representa por 8 bits (un byte). Por poner un ejemplo la letra A se codifica en binario como: 01000001
Podemos hacernos una idea de la cantidad de ceros y unos que se necesitan para almacenar una obra codificada en texto ASCII, una codificación como hemos comentado básica y bien conocida. Pongamos como ejemplo esta versión de El Quijote en texto ASCII. Se compone de 316.752 bytes.
Tomemos como referencia actual un teléfono inteligente de última generación, por ejemplo el Fairphone 2, que tiene una capacidad de almacenamiento de 32 G bytes. Podrían almacenarse cien mil obras de tamaño similar al Quijote en un solo teléfono móvil.
Esto pone de manifiesto que la tecnología de almacenamiento de datos está avanzando mucho. Un ejemplo de aplicación novedosa para los libros electrónicos podría ser los últimos robots de cocina, que incorporan libros de recetas en formato electrónico, de forma que el robot va indicando al usuario la cantidad del ingrediente que hay que añadir al vaso, el tiempo de cocción, la temperatura, etc.
La presentación del contenido
Como habréis podido observar, el texto en codificación ASCII, es simplemente texto. No hay forma de indicar el tamaño de las letras, ni cursiva, negrita, etc. ¿Cómo llevar al mundo digital el formato de un libro (o cualquier otro documento), con su portada, título, autor, índice, capítulos, etc?
La idea es separar el contenido y la presentación a través de etiquetas de forma que un dispositivo electrónico sean capaces de interpretarlas y representar los contenidos que se encuentran entre las etiquetas delimitadoras de forma específica.
Uno de los formatos más utilizados actualmente, ya que está libre de derechos, es el ePUB. Lo cito porque me parece significativo que el Boletín Oficial del Estado esté generando sus contenidos también en este formato desde principios de 20104. Esto es lo que nos cuentan:
EPUB o ePUB (acrónimo de la expresión inglesa Electronic publication – Publicación electrónica) es un formato de documento estándar orientado a su visualización en dispositivos tipo libro electrónico (e-book). Dicho estándar ha sido creado por el International Digital Publishing Forum (IDPF).
El formato ePUB tiene como principal ventaja la independencia del contenido y la forma, lo que supone que puede ser adaptado a cualquier dispositivo de lectura de forma rápida y automática. se adapta a los diferentes tamaños de pantalla y fuentes de la mayoría de lectores de libros electrónicos, redimensionando lo mostrado en una página dinámicamente según sea necesario.
Además de poder ser utilizados con lectores electrónicos tipo e-book, los documentos ePUB del BOE pueden ser visualizados con otros tipos de dispositivos móviles tales como teléfonos (Android, iPhone, Windows Mobile, Symbian…), tablet (iPad), etcétera.
Para la conversión de documentosePUB desde cualquier formato, así como la gestión y envío de los mismos a cualquier dispositivo tipo lector electrónico, recomendamos el uso de la herramienta gratuita Calibre (Windows, OS X, Linux): http://calibre-ebook.com/
También es posible visualizar de forma sencilla estos documentos bajo Windows u OS X, usando el visor gratuito de Adobe, Digital Editions: http://www.adobe.com/es/products/digitaleditions/
En la ilustración anterior se puede ver el resultado, cómo el software que utilizo desde mi portátil es capaz de presentar adecuadamente el contenido de un libro electrónico. Pero, ¿cómo son las etiquetas? A modo ilustrativo os muestro una imagen de la edición de un libro en formato ePUB con el software Calibre propuesto por el BOE.
Lo que no tiene el libro en papel
Leer un libro en papel es fantástico: tienes una experiencia tangible en tus manos, puedes subrayar, doblar las esquinas, añadir marcadores, podemos doblarlo, clasificarlo, almacenarlo y sobre todo tenemos nuestra mente acomodada para este tipo de lectura. Desde pequeños hemos aprendido a leer en un libro en papel y todos conocemos la satisfacción que produce.
¿Cuál es para mí la principal ventaja de un libro electrónico? Pues no es algo asociado directamente al libro en sí: el/los diccionario/s. En los lectores de libros electrónicos o los programas instalados en los dispositivos electrónicos, simplemente seleccionando la palabra que nos interese podemos acceder a su definición si tenemos instalado el diccionario oportuno, en la lengua que nos interese.
Hay personas que afirman que leen más rápido en un lector de libros electrónicos (tableta o lector de tinta electrónica), pero algún estudio apunta en la dirección opuesta: se lee más rápido en papel.
Datos cuantitativos
Ya hemos visto que disponemos de otra forma de leer libros, convertidos estos a datos binarios y representados de forma similar a un libro en papel. Hemos introducido el concepto de que prácticamente se pueden leer libros desde cualquier dispositivo más o menos reciente, que se base en un microprocesador y que tenga pantalla. Llega el momento de preguntarnos por las cantidades: ¿cuántos libros se venden y cuánto leemos?
El informe del Sector del Libro en España 2013-20155 es un documento extenso que elabora el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. De él he extraído algunas gráficas y datos interesantes.
La evolución de producción editorial de libros según soporte 1999-2014, se refleja en la siguiente ilustración. Estas cantidades reflejan el número de ISBN registrados, no son ventas.
Según el informe, la edición de libros digitales muestra un descenso del 1,9% de 2013 a 2014, con un total de 20.263 ISBN en 2014. Su peso sobre el total de la oferta retrocede del 23,2% al 22,3%. No obstante se puede apreciar una tendencia creciente en el peso del libro electrónico frente al papel, que se ha mantenido sostenida desde 1999. Veremos en los próximos años si se mantiene o estamos ante un cambio de tendencia.
Las ventas de libros
En los últimos años, se ha venido registrando un descenso en la facturación de libros. El informe destaca que entre los años 2009 y 2013 la cifra de facturación ha disminuido un 29,8% y el número de ejemplares un 34,9%. Es curioso que no coincidan los porcentajes, lo que nos quiere decir que el precio por libro ha aumentado.
La siguiente gráfica muestra el precio medio en papel en comparación con el digital. Es muy significativo que el precio medio del libro en papel y el digital sean prácticamente el mismo (22,15€ para el papel y 21,35€ para el digital). No deja de ser sorprendente que se iguale el precio si tenemos en cuenta que seguramente el coste de la impresión de cientos de miles de libros en color cada año, como son los libros de textos para primaria y ESO, es muy superior a lo que pueda tener una infraestructura de descarga de libros y gestión de derechos de autor, en la que se haría una inversión inicial y se podría amortizar a largo plazo, y pudiendo utilizarla para todo tipo de libros, no solo de texto.
Desconozco el modelo de costes que pueda tener la gran industria editorial, pero es fácil de predecir que los montos principales se irán en la impresión y distribución de los libros en papel. La industria también es conocedora de la facilidad que existe para la copia de un libro en formato digital. Es un problema que no tiene solución, así que es comprensible que estén forzando los precios al alza de los libros electrónicos de forma artificial para que no canivalicen su mercado de papel.
Mi hipótesis sobre el precio artificial del libro de texto electrónico como posición de defensa del libro de texto en papel se refuerza si consideramos el peso en facturación por subsector: a pesar de su bajada en facturación, los libros de Texto no universitario aportaron, según datos de Comercio Interior del Libro en España, la tercera parte de la facturación global del sector en 2013(33,3%). Los libros de esta materia unidos a los de Literatura, Infantil y Juvenil, y Ciencias Sociales y Humanidades representan el 77,6% del total de la facturación.
Hábitos de lectura
El Ministerio de Educación Cultura y Deporte también publica una Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales 2014-20156 referidos al conjunto de la población española de 15 años en adelante. Según el propio documento, la finalidad del proyecto es múltiple: por una parte, evaluar la evolución de los principales indicadores relativos a los hábitos y prácticas culturales de los españoles; y, por otra, profundizar en otros aspectos relevantes en el ámbito cultural, especialmente en lo que respecta a los consumos culturales.
El 62,2% de la población analizada lee al menos un libro al año, cifra que representa un incremento de 3,5 puntos porcentuales respecto a 2010-2011.
La encuesta investiga el formato de libro utilizado por los lectores anuales: el 59% de la población total analizada utiliza el soporte papel y el 17,7% soporte digital. Un 5,7% de la población manifiesta leer libros directamente en Internet, el 6% a través de un lector de libros digitales y el 1,8% a través de otros soportes móviles.
Referencias
No sé qué sentido pueden tener las referencias en un artículo web, donde todo lo puedes enlazar directamente desde el término que quieras aclarar. Pero si pones una sección «Referencias» parece que lo que estás contando tiene empaque.
También me interesaba ver hasta dónde llega WordPress, el gestor de contenidos con el que se elabora este blog, en la posibilidad de definir marcadores internos desde los superíndices, a modo de notas a pie de página, para acceder a una parte concreta de una página web. Tanto los superíndices como los marcadores internos (bookmarks), se tienen que definir editando directamente el código HTML.
[1] Definición de libro en la Unesco
[2] Definición de Libro en la Wikipedia
[3] Código ASCII en la Wikipedia
[4] Definición de ePUB según el BOE
[5] El sector del libro en España 2013-2015.
[6] Encuesta de hábitos y prácticas culturales en España 2014-2015