Rebeldes

Una ventana abierta a la esperanza

Mi compañero Gonzalo, apasionado de la literatura juvenil, se sorprendió cuando le comenté que no había leído Rebeldes, así que me dio una gran sorpresa cuando al poco tiempo me regaló un ejemplar.

El libro me ha dejado sensaciones encontradas. Por una parte, se lee estupendamente y acabas metiéndote en la historia y los problemas de estos chavales que podrían ser los de hoy. Familias rotas por la desgracia de la pérdida de los padres, hogares con pocos recursos donde los hijos son ignorados, son el caldo de cultivo de la violencia y la desesperación que muestran los personajes como respuesta a un mundo que ofrece pocas alternativas.

Pero no solo el descontento y la amargura se encuentran en los greasers de clase baja. Los socs son los pijos y muestran comportamientos similares, pero no porque les falte un buen coche o no tengan buena ropa, sino porque no se sienten queridos por sus padres o directamente no les han dicho que no nunca.

Contado en primera persona, como suele ser habitual en la literatura juvenil, no deja de sorprender que la autora, Susan Eloise Hinton, escribiese el libro con dieciséis años.

La parte negativa es la edición de Alfaguara, con algunas erratas y errores de traducción que descolocan un poco.

Gonzalo tenía razón: es un clásico que no puedes perderte si aún no lo has leído.

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