Cuando hablamos de monitorización, lo primero que se nos puede venir a la cabeza es una película en la que aparece un muro de pantallas de televisión con imágenes estáticas de desolados pasillos y oficinas solitarias. Un vigilante de seguridad, muchas veces orondo, las observa por el rabillo del ojo pero está más atento a una pequeña tele en blanco y negro que se ha traído de casa. Mientras, consigue masticar un donuts y reirse de la última ocurrencia del presentador del programa caza-talentos-mega-exitoso de turno.
El director ya nos ha puesto en situación, y nos prepara para la acción. Alguna cámara delatora, a través de un encuadre de cámara o desenfoque oportuno, nos pone en alerta al ver a unos individuos, siempre con pinta sospechosa, desde un plano en el que podemos ver al vigilente, ahora ya sí, riéndose a mandíbula batiente, con una risa abierta, genuina e inocente, que se ve reafirmada por los trozos de donuts que salen disparados en todas direcciones, como si fuesen las gotas de agua que un aspersor siembra en una noche calurosa de un pueblo de León sobre la hierba de unas piscinas municipales.
El vigilante de seguridad sigue sin percatarse de lo que se le viene encima. En el guión no sale bien parado. Él disimula, y sigue a lo suyo, totalmente ajeno a la avalancha de violencia que se aproxima, haciéndonos creer que no sabe nada de su próximo deceso. Peor para él.
Sin prisa, pero con paso decidido, vemos como -seguramente los malos- caminan hasta que desactivan las cámaras o dan el cambiazo de alguna manera, casi siempre ingeniosa: consiguen hacer un bucle de la imagen del pasillo vacío, bien manipulando la propia cámara o accediendo al servidor central donde todo se controla, siempre de forma ultratecnológica, con dedos más rápidos que la luz, deslizándose por algún teclado de un miniportátil que algún malote ha sacado de la mochila. Estos dos procedimientos son los estándar en este tipo de pelis. Esto es así desde siempre y está perfectamente documentado y definido en algún RFC.
En otras muchas ocasiones, el vigilante se sobresalta y acaba por derramar el café, siempre manchando el pantalón y quemándose un poquito. Pone cara de fastidio porque no ha podido terminar su donuts, se frota el pantalón y se acuerda de la madre de los que están llegando sin avisar. ¿Para qué están los procedimientos, auditorías certificación de nivel alto ENS, ISOloquesea y demás con lo que su jefe le da tanto la matraca? Intenta comunicar la incidencia, pero justo en ese instante cae fulminado por cualquier tipo de elemento mortífero: bala, cuchillo, gas veneso, dinosaurio…
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